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PARA OAXACA UNA TRANSICIÓN POLÍTICA DE TERCIOPELO

Mtra. Estefania Morales Arenas


La evidencia histórica en América Látina ha demostrado que las transiciones políticas han sido procesos delicados en los que la pacificación en veces no ha sido característica sobresaliente púes la polarización al termino de las campañas políticas tiene dos caminos o se agudiza o se desdibuja como ocurre en la Federación cuando no se sabe ser oposición.


Pero que hay de la reconciliación ciudadana?, esa que es de calle, esa que es de tierra, esa que es barrios y colonias, de vecinas y vecinos que fueron voluntarios o rehenes de su situación de desventaja que los obligó a inmiscuirse en asuntos de partido sin tener convicción propia, sino mera necesidad.


De ello lo único que puedo afirmar es que las y los oaxaqueños como gente bien nacida, podemos tener claras coincidencias y algunas apetecibles reconciliaciones en la medida en que los gobernantes muestren resultados, mal harían si lo pretenden querer cumplir solamente a su militancia y patrocinios.


Y es que la transición democrática si bien no está asociada a un momento, es un proceso que tiene hitos, que tiene momentos importantes como lo fue el cambio de régimen iniciado el 2 de Julio del 2018, cuando la sociedad mexicana mediante sufragio demostró su inmenso poder. Una jornada electoral que ha quedado en las profundas y perdurables memorias de México.


El proceso electoral como el que se vivió, era triunfo decantado para los militantes del lopezobradurismo, porque si, hay que decirlo, militantes y simpatizantes de otras fuerzas políticas vieron en el presidente opción de cambio al margen de cualquier Instituto Político, la realidad fue de 30 millones 113 mil 483 votos a su favor, representando el 53.19% de las personas que votaron en tan histórica elección presidencial, el candidato con más votos en la historia de este país.


Tal triunfo presidencial sentó sus reales en estados como Sinaloa, Nayarit, Baja California, Baja California Sur, Sonora, Zacatecas, Puebla, Tamaulipas, Colima, Guerrero, Chiapas, Tabasco, Hidalgo, Michoacán, Quintana Roo, CDMX y desde luego Oaxaca en donde la Cuarta Transformación comenzará a solidificarse luego de que el Ing. Salomón Jara Cruz nuevo mandatario tome protesta.


Así púes, para Oaxaca el proceso de entrega- recepción ha iniciado, y está claro que la entidad merece mejoras significativas, no hay cabida a tolerancias y explicaciones del porque las cosas no ocurren cuando los escenarios ya están puestos en los 3 órdenes de gobierno y en el legislativo local.


Entonces el proceso iniciado si bien redunda en la entrega del estado de guarda Oaxaca del cual se espera sea en apego absoluto a los principios de transparencia y bajo los más altos estándares jurídicos, el cambio de manos, el cambio de partido en el poder no es una acontecimiento menor, lo que ocurre según la interpretación de quienes hablan es que quienes fueron beneficiarios de la alternancia acabaron por no ser alternativa.


De ahí que se aspira a la construcción de un gobierno democrático, que se pueda definir, se puede perfectamente perfilar, pero lo más importante se tiene que asumir, en donde la escucha se aisle de soberbia, un gobierno persuasivo, incluyente y generador de consensos, que convierta de las buenas formas una práctica política cotidiana.


Más aún cuando las necesidades de Oaxaca pudiéramos situar - groso modo – son la económica, seguridad, mercado laboral, pobreza, desigualdad, educación, deporte, salud, agricultura, pesca, infraestructura, gobernabilidad, etc.


También - sin sesgos desagradables – lo fundamental será dar continuidad a las estrategias que si dieron resultados de la administración saliente, no se puede ni se debe afirmar que todo se hizo mal, cualquier medianamente inteligente entiende que son necesarias las políticas transexenales como las de sostenibilidad, transparencia, derechos humanos y género, en donde el papel de la mujer y su participación plena en la política estatal y en el aparato gubernamental son garantía de un desarrollo sostenible.


En fin, no queremos más el reino de las ocurrencias, no queremos que el empirismo e improvisación sienten sus reales, queremos que el compromiso sea profundo y transparente ante cualquier apetito que lastime el bienestar de nuestros pueblos. Tiempo al tiempo.






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